jueves, 23 de febrero de 2012

SOLO SE VIVE UNA VEZ

Si eres un lector de mis notas, ya sabrás que me gusta  caminar bajo la lluvia, si no lo eres, de todas formas ya te enteraste. En todo caso, de lo que se trata esta nota es en lo que pude meditar mientras caminaba bajo la lluvia: “Solo se vive una vez”.
Pensé en las todas las cosas “locas” que había hecho a lo largo de mi vida y que -por algún motivo- había dejado de hacerlas. Por ejemplo: Cuando trabajaba en la maternidad, con mi grupito de “amigos inseparables” del trabajo, para las fiestas de Guayaquil, en el mes de julio, nos metimos en pleno desfile a la altura de las calles 9 de octubre y Córdova, saludando cual famosos a todas las personas que estaban de espectadores. Si que saboreé ese momento, puesto que el público de igual forma nos saludaba y aplaudía, la verdad ignoro hasta ahora con quienes nos habrán confundido… jajaja... (Adivinen ¿de quién fue la idea? Si la respuesta fue que Yo, están en lo correcto)
En fin, hay más cosas así por el estilo que hecho, que podría hasta escribir un libro de todas ellas. Pero ¿por qué dejé de hacerlas?, ¿desde cuando?, ¿tanto me perdí en el camino, que hasta olvidé aquello que me caracterizaba y que, de alguna manera, era una de mis fortalezas? ¿Cómo encerré a ese niño interior que todos tenemos y que me permitía ver la vida de una forma diferente, que siempre con una locura podía hacer sonreír a los demás y con la cual alejaba de sí mismo toda tristeza?
Todo esto pasaba por mi mente mientras las gotas de lluvia golpeaban mi cara, estando de pie viendo el majestuoso rio Guayas, a la altura de la plaza de la integración (Palacio de Cristal para ser más exacto), entonces me di cuenta de algo, inconscientemente me había vestido de una forma no tan apropiada para dar un paseo de esa naturaleza; ¿dije inconsciente?, ¿coincidencia o destino?, ¿será que Dios me quería mostrar algo hoy, por tanto, me preparó desde la salida de mi casa?. Para no dar mas vuelta les diré que llevaba puesto: Zapatillas con fondo tipo camuflaje militar, pantalón color blanco tipo calentador (de esos que se compran en el mercado artesanal) bóxer color blanco (en este punto debo agradecer que no opté por salir con una trusa jajaja) y camiseta color verde claro (uno de mis colores favoritos). Como comprenderán el color de la camisa en contraste con el pantalón me hacía notar a metros de distancia; luego, el pantalón y el bóxer blanco mojados, dejaban muy poco para la imaginación… Entonces supe lo que debía hacer: no me quedaría allí, caminaría por todo el malecón hasta las peñas, así tal cual estaba vestido, y me percataría en la reacción de las personas…
Emprendí mi camino a lo largo de todo el malecón 2000, la primera zona a franquear era el patio de comidas que queda a la altura de la avenida olmedo (por el Club de la Unión), había personas aun comiendo, otras estaban paradas poniéndose a buen recaudo de la lluvia, otras corrían buscando donde a guarecerse.  De pronto aparezco yo, caminando de lo más tranquilo, con la cara de estar disfrutando de la fuerte lluvia, totalmente mojado. Es entonces uno de esos momentos en que uno siente que es el centro de las miradas, cuanto mas me acercaba pude comprobar que estaba en lo correcto, todos me miraban, no puedo asegurar lo que estarían pensando, pero por la expresión de su rostro puedo suponer que algunos pensamientos serían: ¿Y, esto loco de donde salió?, ¿pero que indecente, no se ha dado cuenta como esta vestido?, ¿qué se cree guapo? Con mucho disimulo vi todas sus caras, ninguna con una sonrisa de aprobación, todas con asombro, como si se tratase de un vicho raro por así decirlo. Pero poco o nada me importaba lo que pensaran, estaba demasiado ocupado filosofando en el mensaje que me traería ese momento que estaba viviendo. Me pregunté: ¿Quién es el raro?, ¿aquel que disfruta de algo sencillo y a la vez divino como la lluvia, o aquel quién había perdido ese disfrute o en el peor de los casos nunca lo haya experimentado?, ¿aquel quién restándole importancia al “que dirán” de los demás, se permite hacer una locura (sana) en su vida, sabiendo que solo se vive una vez, o aquel que se reprime, calla y nunca ha hecho nada de lo que pueda reírse a solas, por miedo a lo que los demás puedan pensar de él?
De todos modos ya había dejado atrás ese lugar, aun me faltaba un largo tramo hasta llegar a las peñas. A diferencia de las primeras personas, las cuales no gesticularon ninguna palabra, el resto del camino estuvo lleno de otras que emitieron algunas frases y sonidos, aunque con las mismas caras de asombro. No obstante les platicaré de algunos, que me parecieron los más graciosos: “¿Que te crees modelo?”, dijo una joven a modo de sátira, cuando pasó por mi lado con su grupo de amigas. “Ven para darte calor si tienes frio” gritó una mujer desde el centro comercial, el típico “todo eso es tuyo” y “si así estas de verde como estarás de maduro” dijeron una que otra avezada; solo hubo una frase que no comprendí: “se te ve buen paquete”, yo pensé –no traigo ningún paquete, solo cargo en mi mano la moneda de $0.25 ctvs. para pagar el pasaje de la metrovía de regreso a casa ¿a que se estarán refiriendo?- Los sonidos fueron los tradicionales fuiiii fuiiiuuuuu y el muacks (besos), este último sonido al que me referí, lo escuche un poco grave y fuerte para venir de una mujer así que miré y me di cuenta que era un chico, ahora el que puso la cara de asombro fui yo, pero tal extraño caso me puso en alerta y me pude notar que a uno que otro caballero, les bailaba la mirada por querer ver algo mas allá de lo evidente, incluso hubo hasta uno al que no le importo estar con su esposa e hijos al lado. Sobre este punto, quiero pensar que aquellos caballeros eran fanáticos de los thundercats; y, que de alguna, manera les recordé a la espada del augurio (jajaja).
Proseguí caminando y antes de llegar a las peñas, en la parte de afuera del patio de comidas que está por el Imax, me encuentro con un ex compañero del colegio con la que creo sería su esposa o su prometida al menos, ¡Dios mío y yo en estas fachas! -pensé- Después de todo, que tu ex compañero de colegio te viera después de tantos años vestido de esa manera y en tal situación, como que no era la más adecuada. Sólo me permití por unos breves segundos ese pensamiento porque enseguida reaccioné -¡pero si de esto mismo se trata!- me dije a mí mismo, que se de cuenta que no he cambiado, que sigo siendo el mismo loco del colegio, que aun conservo mi niño interior, que estoy viviendo al máximo y disfrutando de lo sencillo de la vida como si fuera el último día de mi vida, que he comprendido que solo se vive una vez; es más, pensé que el debería también estar dando un paseo con su esposa, novia (yo que sé) bajo la lluvia, ya que eso sería un cuadro de lo más ¡romántico!. En fin, con mi frente en alto y una cálida sonrisa me acerqué un poco hacia su mesa y le dije: “disculpa que no me pueda acercar más pero te mojaría, en todo caso, me ha dado gusto volverte a ver;  ya tendremos oportunidad de conversar mas calmadamente. ¿Tienes cuenta en facebook? Agrégame, me encuentras como Cristian Farfán (le recordé mi nombre por si acaso el pobre tipo estuviera padeciendo de alzhéimer jajaja) estamos en contacto –le dije- y me despedí.
A lo que me alejaba y creyendo que había hecho lo correcto, de pronto, me salta una duda: ¿Y, si el no tiene facebook?, ¿hubiese sido mejor darle mi número de celular?, o peor aún ¿y, si he quedado como un dinosaurio diciendo que me agregue al facebook en vez de pedir que me siga en twitter? O para rematar ¿habré quedado como un desplazado de la tecnología al no decir anota mi pin (aunque para ser honesto no tengo blackberry)? -Un momento, ¿que es esa preocupación por cosas tan irrelevantes?, me increpé-
Al fin llegué a las peñas, pero esta vez, en vez de subir las escalinatas decidí dar un paseo por la parte baja, hasta llegar a Puerto Santa Ana y disfrutar de las maravillosas edificaciones que allí se están construyendo. El cuadro era de lo más lindo, como salida de una película de principios de siglos. No había nadie en las calles, solo unas cuantas galerías y tiendas de suvenires estaban abiertas. Las casas con sus colores pintorescos y arquitectura de época de la colonia daban un aire de misterio y al mismo tiempo invitan a contemplarlas. Me quedé por un rato disfrutando aquel paisaje, es como si estuviera dentro de una pintura o en algún relato de un historiador. Y de pronto, otra idea algo loca: Nunca había caminado descalzo por una calle empedrada ¿Por qué no hacerlo en este momento? Así que decidí hacerlo, cogí mis zapatillas en la mano y camine descalzo por todo el camino empedrado. ¡Que experiencia más maravillosa!, ¡me sentí mas vivo que nunca!, ¡me llené de tanta energía! Lo único que lamento es no tener una cámara aprueba de agua para que me acompañe en esos momentos y tener un recuerdo del mismo.
Al llegar a Puerto Santa Ana, veo la fuente con tres piletas. Hace año y medio atrás, había estado allí, cuando me partieron el alma, sin rumbo, muerto en vida, pero ahora la situación era totalmente diferente, me sentía mas vivo que nunca, lleno de vida, y lo principal había vuelto a ser yo, había sacado del encierro a aquel niño interno. Así que decidí hacer una locura más: Me metería en la fuente y me daría un chapuzón. Sería como un acto que tendría un significado, así como una vez estuve llorando frente a esas piletas, ahora dejaría sumergida esa tristeza y emergería una persona feliz. ¡Vaya que lo hice!, ¡no tengo palabras para describir esa experiencia, darte un chapuzón en una fuente en pleno Puerto Santa Ana mientras llueve, es algo que sencillamente sólo lo podrás sentir si lo haces!
Seguí caminando hasta el final del camino hasta donde se acaban los edificios, la lluvia era intensa, ahora tenia otro cuadro, el rio Guayas estaba con marea alta, nublado por la lluvia y había un árbol y bajo ese árbol un asiento. Me senté, medité en todo lo que Dios me había enseñado mientras caminaba bajo la lluvia. Allí, solo, sentado en medio de una fuerte lluvia, me sentí un  hombre bendecido, vivo y paradójicamente para nada solo. Así que alcé mis brazos y con fuerte voz dije: ¡Gracias Jehová de los Ejércitos!, ¡gracias Dios mío!, ¡gracias por tantas bendiciones!, ¡gracias por esto que me has enseñado!, ¡gracias por haber nacido en Ecuador, por ser guayaquileño, por ser latino!, ¡gracias por la madre que me has dado!, ¡gracias por todo lo que has dado, por todo lo que he perdido y por todo lo que darás!, ! gracias por haber culminado un ciclo en la carrera que estoy siguiendo!, ¡gracias porque lo que soy, lo que fui y lo que seré lo soy, lo fui y lo seré en ti!, ¡Hoy 21 de febrero del 2012 sentado en este banco, bajo este árbol, con esta lluvia, en pleno Puerto Santa Ana, te digo ¡GRACIAS JEHOVÁ, hoy solo quiero decir ¡GRACIAS!, hoy solo quiero agradecerte, no quiero pedirte nada, porque mejor es dar que recibir y por eso hoy te doy una vez más ¡GRACIAS!
Para terminar quiero resumir: Hoy hice tres cosas locas: di un paseo vestido en una forma nada tradicional (o al menos la menos adecuada), camine descalzo en las calles empedradas del barrio las peñas, me di un chapuzón en una fuente que tiene tres piletas en Puerto Santa Ana. Esas tres cosas locas me llevaron a una reflexión de lo mas cuerda: ¡Sólo se vive una vez, y mientras esté vivo debo ser agradecido con Dios por estar precisamente así: vivo!
¿Qué cosas locas (sanas) has hecho tu?, ¿qué tendrás que contar a tus hijos, nietos, etc.?, ¿esas experiencias locas, que reflexiones te han dejado?
Espero que le haya gustado mi nota, quise compartirla con todos ustedes mis amigos y con todas aquellas personas que quizás estén necesitando una lectura como esta. Por esa razón les pido que si saben o conocen a alguien a quien le pueda interesar o ayudar esta lectura, por favor compartir.
Como siempre se apreciaran sus comentarios.
Su amigo,
Cristian Eloy Farfán Cruz.
(Prohibida la reproducción parcial o total de esta nota, sin autorización expresa del autor)

1 comentario:

  1. Fe de erratas: En el texto mencionado,sustituyase la palabra vicho por bicho.

    ResponderEliminar

Archivo del blog

Seguidores

Califica esta el contenido de esta página