martes, 6 de noviembre de 2012

Cuando no todo está dicho….


Cuando no todo está dicho….
“...Un halo de complicidad, con aire de silencio insoportable, reinó en el reencuentro de los amantes en aquella habitación…frases que perdían el sonido antes de ser pronunciadas…”

¡Amantes!... Me pregunto ¿Estará bien el usar esta palabra? Pues este término ha sido tan manoseado y usado para describir encuentros clandestinos entre dos personas que se aman o quieren amarse con pasión. No obstante es ¿Malo o bueno? Juzguen ustedes,pues al final esta palabra es similar al ying-yang, positiva cuando es usada entre relaciones públicamente aceptadas y negativa para señalar las más bajas pasiones entre dos personas que tienen que ocultarse para demostrarse afecto pues no gozan de la venia de la sociedad; pero, en ambos casos, sea a la luz o entre sombras, el punto de intersección es amarse.

Con este preámbulo, mis queridos lectores, quiero iniciar un relato que pretende hacerlos recordar alguna vivencia similar de ustedes y; si ese no es el caso, compartirles una.

Toda historia tiene un principio, pero este se los contaré en otra oportunidad, pues es extenso, confuso y complicado. Para este efecto basta con saber que hace algunos meses atrás, re-apareció una persona del pasado (no tanto apenas 2 años, jajaja) querida, admirada, respetada, que fue luz y camino, que fue esperanza y fortaleza, un oasis en medio del desierto, un faro en medio de la tempestad, fue todo eso y más.
Las razones por la que desaparece no las mencionaré, tampoco cómo ni cuando re-aparece, lo que interesa en este relato es que: cuando no todo esta dicho entre dos personas, siempre habrá algo pendiente por decirse.

Encontrarse con la o el “ex” es la pesadilla de muchos, sobre todo si ese encuentro ocurre justo cuando uno está más solo que el número 1, ha engordado, ha salido mal arreglado y ¡horror de horrores! lo(a) encuentras felizmente acompañado(a), cuerpo tonificado, impecablemente vestido(a) y  teniendo éxito profesionalmente, es un “trágame tierra” literalmente, eso en el mejor de los escenarios, en el peor de los casos es que hayan terminado mal y terminen haciendo un show digno de “Laura en América”.  

Afortunadamente este encuentro no fué así (¡gracias Dios!) y se pudieron sentar a tomar un café, a ponerse al día en sus  vidas, etc.
El café conllevo a otra salida, la cual condujo a una posterior ida al cine, la cual dio paso a una siguiente caminata por el malecón. Y así sucesivamente, una cosa lleva a la otra, cruces de números telefónicos, agregación al Messenger, Facebook y en todas redes sociales que se tenga creada una cuenta (jajaja) total “es solo para estar comunicados y ser cool” (jajaja). La tecnología cual “alcahuete” hace su parte y el famoso chat se convierte en un mudo espectador de frases que con los días van tornándose mas atrevidas.

Y así, sin darte cuenta, vas viendo a tu ex más buena(o) y comienzas a tenerle “ganas”,  comienzas a pensar (típico) “que hubiese pasado sí…..”;  y resulta que aquella  “despedida”  ya para ti no vale y que ahora quieres celebrar un “re-encuentro” (jajaja).
Pero ¿cómo hacerlo sin parecer desesperado(a)?, sobre todo si ella (el) está ya acompañada sentimentalmente. Sientes un cargo de conciencia y decides que debes ayudarla(o) a ser feliz. Entonces te conviertes en su confesor(a), su mejor amigo (a), su acolitador (a), la persona que siempre está allí para escuchar y apoyar en todo, o sea haces todo lo que debiste haber hecho tiempo atrás y no lo hiciste. Luego, las “ganas” que le tenías se esfuman y dan paso a querer hacer algo “especial” con y por esa persona, el simple deseo carnal es doblegado por sentimientos que, aún no estando del todo claros, son la puerta de entrada para la pasión, misma que se convierte en un lazo que poco a poco e irremediablemente los va juntado.

¿El resultado? Los dos en una habitación, desnudos, besándose  como si de ello dependiese la vida, jugando con sus lenguas, acariciándose el cuerpo, recorriendo cada milímetro de su piel, jugando con sus cabellos, sintiendo el calor de sus cuerpos ávidos de deseo, encendidos por la lujuria, sintiendo la respiración acelerado el uno del otro. En medio ese frenesí se escucha una frase: “¿sabes? Muchas veces pienso que tu y yo nunca debimos separarnos”.
Él  se quedó  paralizado, no sabia que hacer o no tuvo el valor suficiente de decir lo que él también había estado pensando: “Que la pasión encendida en el cuerpo no basta y lo que se desea es acoplarse también al alma y llegar al corazón”. Y, como si eso no hubiese sido suficiente, su acompañante le dijo algo más que fueron un detonante: “Dame cariño, hazlo con amor”.  Dos frases que impactaron, que dieron un giro a ese encuentro, y allí en media cama se sentaron, ella encima de él, cruzando con sus piernas su espalda, sus caras frente a frente, se comenzamos a besar mirándose a los ojos, luego con los ojos cerrados, pronunciando sus nombres, acariciando sus rostros.
No habían  hablado de sentimientos, no habían formalizado nada, quizás ambos con miedo de decir algo que después se pudiesen arrepentir, entonces un halo de complicidad, con aire de silencio insoportable, reinó en el reencuentro de los amantes en aquella habitación. Se sentían llenos el uno del otro, pensando en decir frases que perdían el sonido antes de ser pronunciadas.

Después la pasión volvió a encender sus cuerpos, pero esos detalles están censurados, vidrios empañados y mudas paredes que son las únicas que guardan el secreto de una noche en donde la pasión y el deseo fueron acompañados por la ternura y un quizás disfrazado sentimiento.

Toda historia tiene un final, pero no esta, porque este final tiene sabor a inicio……..

                                                                                             ¡Inspirado en ti  y para ti!  728-7  / 11312.

martes, 31 de julio de 2012

Una NO CITA


“...y allí estábamos, sentados en el patio de comida de un conocido centro comercial, disfrutando cual niños, cada quien con su paquete de galletas Oreo y su envase personal tetra pack de leche La Lechera...”

¿Les ha pasado alguna vez que se han encontrado en una “no cita”; y, producto de ello, han llegado a pensar que precisamente esas son las que mejor salen  y te dejan un agradable sabor de boca que una cita planeada y oficial?

Les contaré una vivencia personal ocurrida hace no muchos días:
Las redes sociales permiten relacionarte con un sin número de personas con las que muchas veces solo tienes contacto en forma virtual; pero, ¿y si transcendiera al plano real? ¿Qué si esa persona por la que has desarrollado una cierta admiración y simpatía (y con la que solo te has visto por medio de fotos) de pronto la tienes frente a ti en un día que no esperabas?

Era un domingo tipo 6 de la tarde, había salido temprano de la U y me encontraba paseando en el segundo piso del centro comercial que queda cerca de mi casa, cuando de pronto, a escasos 4 metros, tengo frente a mí a quién deseaba conocer desde hace mucho tiempo atrás. Y en cuestión de segundos pasaron varios pensamientos en mi mente: 1.- El típico me escondo-ojalá no me haya visto- pero, ¿Cómo? ¡Maldita sea, justo en este preciso momento no hay gente! 2.-Agacho la cabeza y finjo no haberme dado cuenta de su presencia pero, ¿cómo? si la tengo al frente y sigo avanzando…  3.-Me doy vuelta y hago como que me sonó el celular y voy en busca de una persona que supuestamente me está llamando 4.- Ninguna de las anteriores –pues ya me ha visto-. Superado aquellos pensamientos de ¿qué hacer? siguieron los infaltables: 1.- ¡Dios mío justo ahora que no ando bien vestido! –Debí ponerme otra ropa- 2.- ¿Estaré peinado? 3.- ¡Mi aliento! ¿Cómo estará mi aliento? 4.- ¿Me brillará la cara?  5.- ¿Me durará aún el perfume? Cabe destacar que todo esto ocurrió en ráfagas de segundos mientras avanzaba y la distancia con aquella persona se hacía cada vez más escasa. Así que tomé valor e hice lo que todo macho debe hacer en estos casos: esbocé mi mejor sonrisa y puse una mirada parecida a la del  gato con botas de Shrek (con eso su atención estaría en mis ojos y sonrisa y no en mi apariencia) acto seguido hice mi actuación digna de un premio Oscar.

¡Hola, que gusto encontrarte!-dije-, ¡qué grata sorpresa! ¡Jamás me imaginé que te llegaría a topar aquí y hoy! (vaya que en eso sí tenía razón) Noté algo que me tranquilizó, sentí que lo mismo que me pasaba a mi le pasaba a esa persona ¿por qué lo digo? Pues porque después de saludarnos nos quedamos mirando como diciendo ¿ahora que sigue? ¡Por favor toma tú la iniciativa! Así que atiné a decir:
 ¿Nos sentamos y conversamos?  ¿Tienes tiempo?
 ¡Seguro!-dijo-
 ¡Qué bueno! –pensé-.

Buscamos una mesa y como todo caballero le ofrecí algo de comer, me agradeció el ofrecimiento pero me dijo que recién había terminado de comer, entonces le ofrecí un café que con gusto aceptó. Compré un café para ella y un té helado para mí (no les he dicho pero a mi el café me pone hiperactivo y esta no era la ocasión para estar así). Llegué a la mesa y le dije: ¿me das un segundo, no me demoro? Corrí al baño, pues ya la sonrisa tierna y la mirada del gato con botas se estaban acabando y tenía que acicalarme para la conversación. Me lavé la cara, me acomodé la ropa, me acomodé el peinado (no se cual pues siempre uso el mismo, pero ya saben uno siempre quiere lucir mejor) y por último un poco de perfume (siempre llevo una de esas muestras para estos casos de emergencia).

Ahora sí, ya más seguro de mi apariencia, me acerque a la mesa y me presté a tener una de las más gratas conversaciones que he podido tener. No entraré en detalles de lo que hablamos, pero les diré que el medio virtual muchas veces hace que uno tenga una idea distorsionada sobre la personalidad de una persona. Descubrí que tenía como compañía a una persona sin poses, sencilla, abierta y franca; y, aunque su imagen denotara clase y buen gusto eso no quería decir que fuese vanidosa ni plástica. Me fascinó su forma de llevar la conversación que hasta logró que terminara confesando alguna que otra experiencia personal que no suelo comentarle a nadie.
Miró el reloj y habían pasado ya 3 horas eran las 21:00, me dijo ¿caminamos? ¿Dónde?-contesté- el centro comercial ya cerró solo esta abierto el patio de comida,  en todo caso vamos caminando para irnos, es tarde ya-añadí-. Mientras caminábamos sentí que no se quería ir y yo tampoco deseaba que la noche acabara, quería seguir disfrutando de su presencia. Así que le dije ¿entramos a la farmacia y vemos que hay de novedades? (omitiré el nombre de la farmacia, pero es una de esas que no solo vende medicinas, sino también novedades y artículos de bazar, etc.)
Antes de salir de la farmacia veo mi galleta favorita Oreo (a esta si le doy publicidad) y le pregunto ¿quieres comer galletitas? Me dijo ¡bueno! Procedí a comprar 2 paquetes de galletas y para acompañarlas compre leche en envase personal.
Decidimos regresar al patio de comidas para disfrutar de nuestra compra y seguir charlando. Los minutos pasaron y allí estábamos, sentados en un patio de comida de un conocido centro comercial, disfrutando cual niños, cada quien con su paquete de galletas Oreo y su envase personal tetra pack de leche La Lechera, teniendo una grata conversación y tratando de alargar el tiempo, como queriendo detener la noche.

Al final tomamos el mismo taxi y cada quien se fue para su casa… 

Al llegar a mi hogar pensé: Tuve una “no cita” con una persona a la que hasta entonces solo había conocido por el facebook; pero que, paradójicamente, fue con la que tuve una de las más gratas conversaciones que haya tenido y de quien puedo decir es como pocas, mis felicitaciones a su novio, tiene a un gran ser humano a su lado.
                                                                                                                            ¡A Ti, a tu nombre!

jueves, 17 de mayo de 2012

17 DE MAYO

Hoy es 17 de mayo, hoy son ya 2 años de esa fatídica tarde, de ese día en que mi alma fue herida  y, en vez de cobijar algún sentimiento de depresión ó tristeza, pensaré en lo que ambos ganamos.

 Este día no lo he podido olvidar – creo que nunca lo lograré- ¿podrá acaso el hombre deshacerse de sus recuerdos? ¿Cómo impedirle a la memoria que se junte el pensamiento y juegue con nuestra razón? Es entonces cuando me invade un fuerte impulso de mirar atrás, pero lo controlo, viene a mi mente la historia de la mujer de Lot que se convirtió en estatua de sal por el simple hecho de hacer lo que yo quiero en este momento. No obstante, he recordado ese episodio en mi vida  y debo hacer algo al respecto, no huiré de mis recuerdos, los enfrentaré y haré precisamente lo contrario a lo que deseo, demostrándome de esta manera que he desarrollado carácter, fuerza de voluntad y que,  aunque en mi alma tenga cicatrices, esta ha sanado.

Me permito hacer un breve alto en mí caminar, no me sentaré pues no es propósito descansar, prometí no detenerme y no lo haré ¿cómo hacerlo cuando he recibido la gracia divina de volver a ponerme de pie? ¿Cómo podría malgastar la oportunidad que se me ha brindado de caminar de nuevo hacia la cima?

Miro mis pies, noto que mis zapatos están polvorientos pero no desgastados, he caminado mucho sí, mas sin embargo no hay cansancio en mí.
Alzo ahora la mirada  y contemplo el horizonte, caigo en cuenta que hasta este instante no me he fijado en el paisaje, solo he caminado. Observo y veo todo lo maravillo que hay a mi alrededor, es un magnífico escenario, sobre todo puedo ver mas cerca la cima, estoy llegando, voy a buen ritmo, una energía recorre todo mi cuerpo, me siento con fuerzas, estoy optimista sé que llegaré a la meta.

Me asaltan unas enormes ganas de hacer un balance de todo cuanto he ganado y/o perdido, pero les quedaré debiendo esto mis queridos lectores, hoy no es el momento, no hay tiempo, debo proseguir….
Más ¡quiero brindar junto con ustedes amigos míos, por este día! ¡Salud, porque no soy un caído mas, salud porque mi alma ha sanado! … y…  ¿porque no? ¡Salud por esa persona también!
¿Me acompañan? Digan: ¡Salud!

jueves, 1 de marzo de 2012

Musa

te recuerdo y evoco el olor de la canela, de la tierra mojada, de los frutos verdes.... al café que humea ... al vino que embriaga.....
                                                                  autor: Cristian Farfán Cruz .
todos los derechos reservados, prohibida su reproducción total o parcial sin autorización expresa del autor.

Recuerdame

Recuerdame.. en la alegría de un niño, en el llanto de un hombre,
Recuerdame.. en el dia soleado, en la lluvía más intensa,
Recuerdame.. tan solo recuerdame....
                                                                         autor: Cristian Farfán Cruz .
todos los derechos reservados, prohibida su reproducción total o parcial sin autorización expresa del autor.

jueves, 23 de febrero de 2012

SOLO SE VIVE UNA VEZ

Si eres un lector de mis notas, ya sabrás que me gusta  caminar bajo la lluvia, si no lo eres, de todas formas ya te enteraste. En todo caso, de lo que se trata esta nota es en lo que pude meditar mientras caminaba bajo la lluvia: “Solo se vive una vez”.
Pensé en las todas las cosas “locas” que había hecho a lo largo de mi vida y que -por algún motivo- había dejado de hacerlas. Por ejemplo: Cuando trabajaba en la maternidad, con mi grupito de “amigos inseparables” del trabajo, para las fiestas de Guayaquil, en el mes de julio, nos metimos en pleno desfile a la altura de las calles 9 de octubre y Córdova, saludando cual famosos a todas las personas que estaban de espectadores. Si que saboreé ese momento, puesto que el público de igual forma nos saludaba y aplaudía, la verdad ignoro hasta ahora con quienes nos habrán confundido… jajaja... (Adivinen ¿de quién fue la idea? Si la respuesta fue que Yo, están en lo correcto)
En fin, hay más cosas así por el estilo que hecho, que podría hasta escribir un libro de todas ellas. Pero ¿por qué dejé de hacerlas?, ¿desde cuando?, ¿tanto me perdí en el camino, que hasta olvidé aquello que me caracterizaba y que, de alguna manera, era una de mis fortalezas? ¿Cómo encerré a ese niño interior que todos tenemos y que me permitía ver la vida de una forma diferente, que siempre con una locura podía hacer sonreír a los demás y con la cual alejaba de sí mismo toda tristeza?
Todo esto pasaba por mi mente mientras las gotas de lluvia golpeaban mi cara, estando de pie viendo el majestuoso rio Guayas, a la altura de la plaza de la integración (Palacio de Cristal para ser más exacto), entonces me di cuenta de algo, inconscientemente me había vestido de una forma no tan apropiada para dar un paseo de esa naturaleza; ¿dije inconsciente?, ¿coincidencia o destino?, ¿será que Dios me quería mostrar algo hoy, por tanto, me preparó desde la salida de mi casa?. Para no dar mas vuelta les diré que llevaba puesto: Zapatillas con fondo tipo camuflaje militar, pantalón color blanco tipo calentador (de esos que se compran en el mercado artesanal) bóxer color blanco (en este punto debo agradecer que no opté por salir con una trusa jajaja) y camiseta color verde claro (uno de mis colores favoritos). Como comprenderán el color de la camisa en contraste con el pantalón me hacía notar a metros de distancia; luego, el pantalón y el bóxer blanco mojados, dejaban muy poco para la imaginación… Entonces supe lo que debía hacer: no me quedaría allí, caminaría por todo el malecón hasta las peñas, así tal cual estaba vestido, y me percataría en la reacción de las personas…
Emprendí mi camino a lo largo de todo el malecón 2000, la primera zona a franquear era el patio de comidas que queda a la altura de la avenida olmedo (por el Club de la Unión), había personas aun comiendo, otras estaban paradas poniéndose a buen recaudo de la lluvia, otras corrían buscando donde a guarecerse.  De pronto aparezco yo, caminando de lo más tranquilo, con la cara de estar disfrutando de la fuerte lluvia, totalmente mojado. Es entonces uno de esos momentos en que uno siente que es el centro de las miradas, cuanto mas me acercaba pude comprobar que estaba en lo correcto, todos me miraban, no puedo asegurar lo que estarían pensando, pero por la expresión de su rostro puedo suponer que algunos pensamientos serían: ¿Y, esto loco de donde salió?, ¿pero que indecente, no se ha dado cuenta como esta vestido?, ¿qué se cree guapo? Con mucho disimulo vi todas sus caras, ninguna con una sonrisa de aprobación, todas con asombro, como si se tratase de un vicho raro por así decirlo. Pero poco o nada me importaba lo que pensaran, estaba demasiado ocupado filosofando en el mensaje que me traería ese momento que estaba viviendo. Me pregunté: ¿Quién es el raro?, ¿aquel que disfruta de algo sencillo y a la vez divino como la lluvia, o aquel quién había perdido ese disfrute o en el peor de los casos nunca lo haya experimentado?, ¿aquel quién restándole importancia al “que dirán” de los demás, se permite hacer una locura (sana) en su vida, sabiendo que solo se vive una vez, o aquel que se reprime, calla y nunca ha hecho nada de lo que pueda reírse a solas, por miedo a lo que los demás puedan pensar de él?
De todos modos ya había dejado atrás ese lugar, aun me faltaba un largo tramo hasta llegar a las peñas. A diferencia de las primeras personas, las cuales no gesticularon ninguna palabra, el resto del camino estuvo lleno de otras que emitieron algunas frases y sonidos, aunque con las mismas caras de asombro. No obstante les platicaré de algunos, que me parecieron los más graciosos: “¿Que te crees modelo?”, dijo una joven a modo de sátira, cuando pasó por mi lado con su grupo de amigas. “Ven para darte calor si tienes frio” gritó una mujer desde el centro comercial, el típico “todo eso es tuyo” y “si así estas de verde como estarás de maduro” dijeron una que otra avezada; solo hubo una frase que no comprendí: “se te ve buen paquete”, yo pensé –no traigo ningún paquete, solo cargo en mi mano la moneda de $0.25 ctvs. para pagar el pasaje de la metrovía de regreso a casa ¿a que se estarán refiriendo?- Los sonidos fueron los tradicionales fuiiii fuiiiuuuuu y el muacks (besos), este último sonido al que me referí, lo escuche un poco grave y fuerte para venir de una mujer así que miré y me di cuenta que era un chico, ahora el que puso la cara de asombro fui yo, pero tal extraño caso me puso en alerta y me pude notar que a uno que otro caballero, les bailaba la mirada por querer ver algo mas allá de lo evidente, incluso hubo hasta uno al que no le importo estar con su esposa e hijos al lado. Sobre este punto, quiero pensar que aquellos caballeros eran fanáticos de los thundercats; y, que de alguna, manera les recordé a la espada del augurio (jajaja).
Proseguí caminando y antes de llegar a las peñas, en la parte de afuera del patio de comidas que está por el Imax, me encuentro con un ex compañero del colegio con la que creo sería su esposa o su prometida al menos, ¡Dios mío y yo en estas fachas! -pensé- Después de todo, que tu ex compañero de colegio te viera después de tantos años vestido de esa manera y en tal situación, como que no era la más adecuada. Sólo me permití por unos breves segundos ese pensamiento porque enseguida reaccioné -¡pero si de esto mismo se trata!- me dije a mí mismo, que se de cuenta que no he cambiado, que sigo siendo el mismo loco del colegio, que aun conservo mi niño interior, que estoy viviendo al máximo y disfrutando de lo sencillo de la vida como si fuera el último día de mi vida, que he comprendido que solo se vive una vez; es más, pensé que el debería también estar dando un paseo con su esposa, novia (yo que sé) bajo la lluvia, ya que eso sería un cuadro de lo más ¡romántico!. En fin, con mi frente en alto y una cálida sonrisa me acerqué un poco hacia su mesa y le dije: “disculpa que no me pueda acercar más pero te mojaría, en todo caso, me ha dado gusto volverte a ver;  ya tendremos oportunidad de conversar mas calmadamente. ¿Tienes cuenta en facebook? Agrégame, me encuentras como Cristian Farfán (le recordé mi nombre por si acaso el pobre tipo estuviera padeciendo de alzhéimer jajaja) estamos en contacto –le dije- y me despedí.
A lo que me alejaba y creyendo que había hecho lo correcto, de pronto, me salta una duda: ¿Y, si el no tiene facebook?, ¿hubiese sido mejor darle mi número de celular?, o peor aún ¿y, si he quedado como un dinosaurio diciendo que me agregue al facebook en vez de pedir que me siga en twitter? O para rematar ¿habré quedado como un desplazado de la tecnología al no decir anota mi pin (aunque para ser honesto no tengo blackberry)? -Un momento, ¿que es esa preocupación por cosas tan irrelevantes?, me increpé-
Al fin llegué a las peñas, pero esta vez, en vez de subir las escalinatas decidí dar un paseo por la parte baja, hasta llegar a Puerto Santa Ana y disfrutar de las maravillosas edificaciones que allí se están construyendo. El cuadro era de lo más lindo, como salida de una película de principios de siglos. No había nadie en las calles, solo unas cuantas galerías y tiendas de suvenires estaban abiertas. Las casas con sus colores pintorescos y arquitectura de época de la colonia daban un aire de misterio y al mismo tiempo invitan a contemplarlas. Me quedé por un rato disfrutando aquel paisaje, es como si estuviera dentro de una pintura o en algún relato de un historiador. Y de pronto, otra idea algo loca: Nunca había caminado descalzo por una calle empedrada ¿Por qué no hacerlo en este momento? Así que decidí hacerlo, cogí mis zapatillas en la mano y camine descalzo por todo el camino empedrado. ¡Que experiencia más maravillosa!, ¡me sentí mas vivo que nunca!, ¡me llené de tanta energía! Lo único que lamento es no tener una cámara aprueba de agua para que me acompañe en esos momentos y tener un recuerdo del mismo.
Al llegar a Puerto Santa Ana, veo la fuente con tres piletas. Hace año y medio atrás, había estado allí, cuando me partieron el alma, sin rumbo, muerto en vida, pero ahora la situación era totalmente diferente, me sentía mas vivo que nunca, lleno de vida, y lo principal había vuelto a ser yo, había sacado del encierro a aquel niño interno. Así que decidí hacer una locura más: Me metería en la fuente y me daría un chapuzón. Sería como un acto que tendría un significado, así como una vez estuve llorando frente a esas piletas, ahora dejaría sumergida esa tristeza y emergería una persona feliz. ¡Vaya que lo hice!, ¡no tengo palabras para describir esa experiencia, darte un chapuzón en una fuente en pleno Puerto Santa Ana mientras llueve, es algo que sencillamente sólo lo podrás sentir si lo haces!
Seguí caminando hasta el final del camino hasta donde se acaban los edificios, la lluvia era intensa, ahora tenia otro cuadro, el rio Guayas estaba con marea alta, nublado por la lluvia y había un árbol y bajo ese árbol un asiento. Me senté, medité en todo lo que Dios me había enseñado mientras caminaba bajo la lluvia. Allí, solo, sentado en medio de una fuerte lluvia, me sentí un  hombre bendecido, vivo y paradójicamente para nada solo. Así que alcé mis brazos y con fuerte voz dije: ¡Gracias Jehová de los Ejércitos!, ¡gracias Dios mío!, ¡gracias por tantas bendiciones!, ¡gracias por esto que me has enseñado!, ¡gracias por haber nacido en Ecuador, por ser guayaquileño, por ser latino!, ¡gracias por la madre que me has dado!, ¡gracias por todo lo que has dado, por todo lo que he perdido y por todo lo que darás!, ! gracias por haber culminado un ciclo en la carrera que estoy siguiendo!, ¡gracias porque lo que soy, lo que fui y lo que seré lo soy, lo fui y lo seré en ti!, ¡Hoy 21 de febrero del 2012 sentado en este banco, bajo este árbol, con esta lluvia, en pleno Puerto Santa Ana, te digo ¡GRACIAS JEHOVÁ, hoy solo quiero decir ¡GRACIAS!, hoy solo quiero agradecerte, no quiero pedirte nada, porque mejor es dar que recibir y por eso hoy te doy una vez más ¡GRACIAS!
Para terminar quiero resumir: Hoy hice tres cosas locas: di un paseo vestido en una forma nada tradicional (o al menos la menos adecuada), camine descalzo en las calles empedradas del barrio las peñas, me di un chapuzón en una fuente que tiene tres piletas en Puerto Santa Ana. Esas tres cosas locas me llevaron a una reflexión de lo mas cuerda: ¡Sólo se vive una vez, y mientras esté vivo debo ser agradecido con Dios por estar precisamente así: vivo!
¿Qué cosas locas (sanas) has hecho tu?, ¿qué tendrás que contar a tus hijos, nietos, etc.?, ¿esas experiencias locas, que reflexiones te han dejado?
Espero que le haya gustado mi nota, quise compartirla con todos ustedes mis amigos y con todas aquellas personas que quizás estén necesitando una lectura como esta. Por esa razón les pido que si saben o conocen a alguien a quien le pueda interesar o ayudar esta lectura, por favor compartir.
Como siempre se apreciaran sus comentarios.
Su amigo,
Cristian Eloy Farfán Cruz.
(Prohibida la reproducción parcial o total de esta nota, sin autorización expresa del autor)

martes, 31 de enero de 2012

CAMINANDO BAJO LA LLUVIA

Ayer, después de 2 años volví a caminar baja lo lluvia, lo extrañaba, lo necesitaba, mi espíritu lo reclamaba. Aun no lo logro comprender esa conexión casi mágica que tengo con el agua, siento que cada vez que tengo contacto con ella o simplemente al observarla calmadamente, me lleno de energía.

Recuerdo que desde niño, luego de joven, cuando tenía algún problema, solía ir al malecón a contemplar el majestuoso rio Guayas, al cabo de varias horas, la carga se había ido, pensaba con claridad y tenía las fuerzas necesarias para afrontar cualquier situación. Actualmente lo sigo haciendo aunque con menos frecuencia.

Ahora bien, si hay algo que me caracteriza es caminar bajo la lluvia, esa lluvia torrencial que casi te dificulta la visibilidad, tanto es así que en época de invierno salgo expresamente a caminar cuando llueve, tampoco desaprovecho cada vez que tengo la oportunidad de hacerlo, no importando como este vestido, lo hago y punto.
Al caer cada gota sobre mi cabeza y mi cuerpo, me energizo, me renuevo, las áreas secas en mi espíritu comienzan a reverdecer, a tener vida, un caudal de calma y paz me inunda.

Y es que al final esa es mi esencia, soy un niño, un niño grande, un niño que adora jugar con agua, que encuentra un enorme placer en la lluvia, el que es feliz caminando bajo una lluvia torrencial, que, lejos de tenerle miedo, encuentra en ella la paz y la energía que lo ayuda a seguir luchando en esta vida.

Tengan la seguridad que cuando este lloviendo estrepitosamente yo estaré caminando bajo esa lluvia, quizás en el malecón o simplemente por las calles de mi amada ciudad o en donde me encuentre.

Les invito a vivir esa bella experiencia…

CFC

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