jueves, 17 de mayo de 2012

17 DE MAYO

Hoy es 17 de mayo, hoy son ya 2 años de esa fatídica tarde, de ese día en que mi alma fue herida  y, en vez de cobijar algún sentimiento de depresión ó tristeza, pensaré en lo que ambos ganamos.

 Este día no lo he podido olvidar – creo que nunca lo lograré- ¿podrá acaso el hombre deshacerse de sus recuerdos? ¿Cómo impedirle a la memoria que se junte el pensamiento y juegue con nuestra razón? Es entonces cuando me invade un fuerte impulso de mirar atrás, pero lo controlo, viene a mi mente la historia de la mujer de Lot que se convirtió en estatua de sal por el simple hecho de hacer lo que yo quiero en este momento. No obstante, he recordado ese episodio en mi vida  y debo hacer algo al respecto, no huiré de mis recuerdos, los enfrentaré y haré precisamente lo contrario a lo que deseo, demostrándome de esta manera que he desarrollado carácter, fuerza de voluntad y que,  aunque en mi alma tenga cicatrices, esta ha sanado.

Me permito hacer un breve alto en mí caminar, no me sentaré pues no es propósito descansar, prometí no detenerme y no lo haré ¿cómo hacerlo cuando he recibido la gracia divina de volver a ponerme de pie? ¿Cómo podría malgastar la oportunidad que se me ha brindado de caminar de nuevo hacia la cima?

Miro mis pies, noto que mis zapatos están polvorientos pero no desgastados, he caminado mucho sí, mas sin embargo no hay cansancio en mí.
Alzo ahora la mirada  y contemplo el horizonte, caigo en cuenta que hasta este instante no me he fijado en el paisaje, solo he caminado. Observo y veo todo lo maravillo que hay a mi alrededor, es un magnífico escenario, sobre todo puedo ver mas cerca la cima, estoy llegando, voy a buen ritmo, una energía recorre todo mi cuerpo, me siento con fuerzas, estoy optimista sé que llegaré a la meta.

Me asaltan unas enormes ganas de hacer un balance de todo cuanto he ganado y/o perdido, pero les quedaré debiendo esto mis queridos lectores, hoy no es el momento, no hay tiempo, debo proseguir….
Más ¡quiero brindar junto con ustedes amigos míos, por este día! ¡Salud, porque no soy un caído mas, salud porque mi alma ha sanado! … y…  ¿porque no? ¡Salud por esa persona también!
¿Me acompañan? Digan: ¡Salud!

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